El ‘show’ de Pedro, Mangalades y Celangalas

Por una nueva y garrafal andadura laboral, en la que por fín he podido saborear las mieles del periodismo y la redacción de la realidad, he estado sin rubricar mi firma sobre el lienzo digital más personal durante 3 meses. Les pido disculpas a los pocos insensatos que me leen cada vez que (les) lanzo algo.

«Saber no sé mucho, pero dirigir tampoco dirijo»

Por desgracia, absolutamente todo lo que había hace esos meses, ha sido volado por los aires -con preaviso en forma de ninguneo- bañado de total analfabetismo futbolístico (y si me apuran, empresarial).

Resulta pues quasi pornográfico aceptar que un señor como Pedro Lim (o Pedro Llimoná, como dice mi santo padre) albergue una de las fortunas más grandes de Singapur y China -y por ende, el planeta entero- viendo la escandola y recalcitrante forma que tiene de domar un Club de Fútbol. Y lo pongo en mayúsculas por que se trata de El Club de Fútbol, para mí y para otros muchos. Permítanme, pues acabo de llegar (sinvergüenzas) que blasfeme un rato con las letras.

«Escucha, tú. Listillo. Un club de fútbol es una empresa muy difícil de gestionar» me espetarán algunos de huevo en foto, o foto en huevo, -que sé yo- de «tuita» y zarandajas varias. Pues claro, testículos. Por eso mismo es tan necesario gestionar bien, y existen tantas intangibles que es tan calamítico, calamidante o horroros de tres pares de narices, FALLAR EN ABSOLUTAMENTE TODO. Resulta tan llamativo y vergonzante a partes desiguales que sólo queda sospechar de las intenciones. Lógica y matemática pura.

Y es que resulta apremiante deleitarse en como se derrumba todo cada vez que el vendedor de humo de ojos rasgados mete la zarpa (o zalpa por si nos leen sus lacayos, no vayan a sentirse fuera de lugar o me acusen de algún tipo de fobia desteñida). Da igual qué profesional acierte y en qué faceta. El señor Pedro Llimoná vuelve de su letargo ataudil draculiano, aún con restos del formol más torpe y revenido que se les ocurra, y de un estornudo lo deshace todo en su infinita sabiduría.

Foto exclusiva de Kiat Lim, presidente que nos llevará a ganar la Champions League
Fuente: eldesmarque.com

Permítanme no extenderme más (por hoy) sobre el señor P(edro)LL(imoná). o P(e)L(e)L(e). «PLL» en adelante para los enemigos. Pues no encontrarán palabra, verso, prosa, ingenio, subterfugio o soliloquio que pueda hacer justicia a semejante desfachatez de empresario de la vida. Tan sólo queda lamentarse de aquella vivísima verdad de «unos tanto y otros tan poco«. Pues todos sabemos que cualquiera, hasta el que les escribe mismo, a caballo y vestido con una única hoja de parra, haría mucho mejor de PLL, que PLL. Seguro, al menos, que no hubiera desmantelado el mejor equipo que hemos tenido en casi todo el siglo, con inercias, mecanismos y esfuerzos superiores a Barcelona y Madrid, además de flamante portador deun amor propio digno de los anales de la Historia del deporte. Seguro.

Mangalades y Celangalas

De los creadores del Madrid de «Zidanes y Pabones» llegó -sin que nadie lo pidiera ni anunciara- el Valencia de Mangalades y Celangalas. Un nuevo ‘hit‘ y parada para todos los enemigos del valencianismo. Que, por cierto, llevan recibiendo cómodas ventajas demasiados años, aunque comenzaban a tener sudores fríos el pasado curso. Ambos elementos (los Mangalades y Celangalas), de culpabilidad igualmente capital aunque desigual en proactividad.

Celadangala en cautividad liberado hace escasos días de su cautiverio

No sientan pena por las ratas. Las ratas se van por agujeros, tal como vinieron. El futuro le niega la espalda a estos seres. El cariño es el premio esquivo al que nunca podrán aspirar. Celangalas (parece una canción de «Las Ketchup») se ha ido -con su carita de bueno, o de «Dewey» el de ‘Malcolm in The Middle‘- a tomar viento por el agujero por el que llegó. Cazando y robando la ganga de un proyecto campeón, haciéndole la cama a un compañero, -viajando en su tren mientras él ni lo sabía-, como la amante perversa de un millonario con cama de agua y forma de corazón (o de cipote chino).

Celangala se fue. Como una baratija puñalera e inoperante, que ha destruído un proyecto y ha enturbiado un vestuario de hermanos. Que lo único justo que debería haber recibido es un cabezazo del «Uru» Maximiliano Gómez (e HIdalgo de mis sueños). Que ha quitado de la titularidad y la regularidad a individuos meritorios por su idea (la gestión con Gameiro ha sido de lo más deleznable y silencioso que he visto jamás) y ha tenido la desfachatez e ignominia de tocar el timón de un navío para el que jamás mereció ni las vistas. Su traidoría, malversación y agravio pasará a los anales de la historia. Mal futuro le veo, y el resto de compañeros de la profesión así espero le consideren. Hay que SABER DECIR NO a lo que uno no alcanza, Celangala.

Foto exclusiva de Celangala tras saber su despido

Así que, por lo que más quieran, no sufran por él. Por quien sentó a Kevin Gameiro (anda que no se nota el francés cuando juega), el que hundió a Garay (y le vendió a su amo Anil Murthy sin apoyarle), el que aceptó que no le trajeran otro central en invierno, el que endiosó a Ferrandito Ferrán Torres (que desde que debutó no ha hecho más que pedir dinero y titularidad con tan sólo dos o tres pelos en los escrotos, repito y con la fortuna de ser el último tropezón en un vestuario de campeones, añado) y que perpretó este atentado deportivo de mil y una maneras más desde las «teneblosas somblas» del verano pasado. Un auténtico Cainita que «regresa al bárbaro abismo del que pro-cede». Y Elrond nunca se equivoca.

Mangalades, por contra, es un sujeto pasivo, bañado en la autocompasión y en la caridad. Un señor más tieso que la pata de una cama (o mi menda abrazándola los sábados al salir del ‘after’) que viene a un club histórico a cobrar su tope salarial sin ser capaz de jugar bien ni a las bolas chinas. Y que nos dejó de lado pudiendo quedarse y ser titular por cobrar más dinero. Y sí, he dicho bolas chinas. Pero no se sonroja; nada le falta ni le parece inmerecido. ¿Para qué va a sonrojarse si no se le notaría? Pues pasando.

No me extenderé más tampoco en el caso Eliaquim, más allá de recordar, que si admiras, quieres y respetas a un club, obra o ser, no lo denigras ni le chupas la sangre. Es uno de los grandes males del mundo actual: las deshonras están a la orden del día. En plan: «no respeto a X-MEN pero dirijo sus películas o actúo como uno de sus protagonistas», «no respeto al Valencia ni a mi profesión pero me voy a cobrar allí casi 3 kilos, siendo un exjugador» (o nuevo miembro del divorciados Fútbol Club más bien). O «no sé de Historia pero hablo de ella y la manipulo…» y así miles al día. En todo. Por todas partes.

Foto de archivo de la presentación de Celades como nuevo entrenador del Valencia

Anotaciones sobre Ferrán y los méritos por la ‘<dabol em>’

Ferrán llegó, perdió y pidió. Debutó como lo que es: un extremo irregular que, de momento, sólo irrumpe y «rompe» partidos ya rotos de por sí. Consentido, pintoresco en la peor de sus acepciones y muy endiosado e influenciado por agentes y seguidores desesperados por adquirir héroes de su agrado. De los creadores del «Fede (Cartabia) quédate», llegó el «Ferrán tendría que estar ya renovado y cobrando el tope salarial». Ahí es nada. Pero recuerden que el señorito Ferrán, casi se va tras jugar 8 miserables ratos porque se plantó en un estudio de radio y dijo que «quería sentirse valorado». Cobrando casi el kilo anual y con 17 años. Recuérdenlo.

Últimamente observo estupefacientemente estupefacto como algunos lumbreras, -genios irredentos de nuestro tiempo-, aseveran sin despeinarse el tupé que Peter Lim no es tan malo porque acertó al traer a Don Mateu Alemany y a Don Marcelino García. No, miren. Quien hunde y destroza cosas y acude a un asesor externo a ser, ejem, pues eso; asesorado, no ha alcanzado ninguna proeza ni tiene ningún mérito. ¿Hace falta explicar más? Además, ni él escogió a Alemany. Fue Tebas, apoderado y voz escogida por sus influencias en el club a través de terceros, (pero eso da para otro capítulo aparte) quien lo recomendó encarecidamente.

Mangalades, mirando al ‘tendío’ como los toreros

Yo, para rematar, he de confesar que he trazado un plan de cáliz singapurense: celoso perdido de los méritos atribuidos al señor PLL, voy a dedicarme ahora a destrozar locales y a empujar a viejecitas hacia charcos de barro. Acto seguido, cuando la policia me «sugiera» acudir a los especialistas de la cárcel -o la institución mental adecuada- espero que todos seáis un clamor en favor -y fervor- de mis enormes méritos y me recibáis con atroz vehemencia y confeti variado. Acepto donativos. Sed consecuentes.

«No os diré no lloréis, pues no todas las lágrimas son amargas»

¡AMUNT! Volveremos, porque aún somos -y seremos- campeones.