El ‘show’ de Pedro, Mangalades y Celangalas

Por una nueva y garrafal andadura laboral, en la que por fín he podido saborear las mieles del periodismo y la redacción de la realidad, he estado sin rubricar mi firma sobre el lienzo digital más personal durante 3 meses. Les pido disculpas a los pocos insensatos que me leen cada vez que (les) lanzo algo.

«Saber no sé mucho, pero dirigir tampoco dirijo»

Por desgracia, absolutamente todo lo que había hace esos meses, ha sido volado por los aires -con preaviso en forma de ninguneo- bañado de total analfabetismo futbolístico (y si me apuran, empresarial).

Resulta pues quasi pornográfico aceptar que un señor como Pedro Lim (o Pedro Llimoná, como dice mi santo padre) albergue una de las fortunas más grandes de Singapur y China -y por ende, el planeta entero- viendo la escandola y recalcitrante forma que tiene de domar un Club de Fútbol. Y lo pongo en mayúsculas por que se trata de El Club de Fútbol, para mí y para otros muchos. Permítanme, pues acabo de llegar (sinvergüenzas) que blasfeme un rato con las letras.

«Escucha, tú. Listillo. Un club de fútbol es una empresa muy difícil de gestionar» me espetarán algunos de huevo en foto, o foto en huevo, -que sé yo- de «tuita» y zarandajas varias. Pues claro, testículos. Por eso mismo es tan necesario gestionar bien, y existen tantas intangibles que es tan calamítico, calamidante o horroros de tres pares de narices, FALLAR EN ABSOLUTAMENTE TODO. Resulta tan llamativo y vergonzante a partes desiguales que sólo queda sospechar de las intenciones. Lógica y matemática pura.

Y es que resulta apremiante deleitarse en como se derrumba todo cada vez que el vendedor de humo de ojos rasgados mete la zarpa (o zalpa por si nos leen sus lacayos, no vayan a sentirse fuera de lugar o me acusen de algún tipo de fobia desteñida). Da igual qué profesional acierte y en qué faceta. El señor Pedro Llimoná vuelve de su letargo ataudil draculiano, aún con restos del formol más torpe y revenido que se les ocurra, y de un estornudo lo deshace todo en su infinita sabiduría.

Foto exclusiva de Kiat Lim, presidente que nos llevará a ganar la Champions League
Fuente: eldesmarque.com

Permítanme no extenderme más (por hoy) sobre el señor P(edro)LL(imoná). o P(e)L(e)L(e). «PLL» en adelante para los enemigos. Pues no encontrarán palabra, verso, prosa, ingenio, subterfugio o soliloquio que pueda hacer justicia a semejante desfachatez de empresario de la vida. Tan sólo queda lamentarse de aquella vivísima verdad de «unos tanto y otros tan poco«. Pues todos sabemos que cualquiera, hasta el que les escribe mismo, a caballo y vestido con una única hoja de parra, haría mucho mejor de PLL, que PLL. Seguro, al menos, que no hubiera desmantelado el mejor equipo que hemos tenido en casi todo el siglo, con inercias, mecanismos y esfuerzos superiores a Barcelona y Madrid, además de flamante portador deun amor propio digno de los anales de la Historia del deporte. Seguro.

Mangalades y Celangalas

De los creadores del Madrid de «Zidanes y Pabones» llegó -sin que nadie lo pidiera ni anunciara- el Valencia de Mangalades y Celangalas. Un nuevo ‘hit‘ y parada para todos los enemigos del valencianismo. Que, por cierto, llevan recibiendo cómodas ventajas demasiados años, aunque comenzaban a tener sudores fríos el pasado curso. Ambos elementos (los Mangalades y Celangalas), de culpabilidad igualmente capital aunque desigual en proactividad.

Celadangala en cautividad liberado hace escasos días de su cautiverio

No sientan pena por las ratas. Las ratas se van por agujeros, tal como vinieron. El futuro le niega la espalda a estos seres. El cariño es el premio esquivo al que nunca podrán aspirar. Celangalas (parece una canción de «Las Ketchup») se ha ido -con su carita de bueno, o de «Dewey» el de ‘Malcolm in The Middle‘- a tomar viento por el agujero por el que llegó. Cazando y robando la ganga de un proyecto campeón, haciéndole la cama a un compañero, -viajando en su tren mientras él ni lo sabía-, como la amante perversa de un millonario con cama de agua y forma de corazón (o de cipote chino).

Celangala se fue. Como una baratija puñalera e inoperante, que ha destruído un proyecto y ha enturbiado un vestuario de hermanos. Que lo único justo que debería haber recibido es un cabezazo del «Uru» Maximiliano Gómez (e HIdalgo de mis sueños). Que ha quitado de la titularidad y la regularidad a individuos meritorios por su idea (la gestión con Gameiro ha sido de lo más deleznable y silencioso que he visto jamás) y ha tenido la desfachatez e ignominia de tocar el timón de un navío para el que jamás mereció ni las vistas. Su traidoría, malversación y agravio pasará a los anales de la historia. Mal futuro le veo, y el resto de compañeros de la profesión así espero le consideren. Hay que SABER DECIR NO a lo que uno no alcanza, Celangala.

Foto exclusiva de Celangala tras saber su despido

Así que, por lo que más quieran, no sufran por él. Por quien sentó a Kevin Gameiro (anda que no se nota el francés cuando juega), el que hundió a Garay (y le vendió a su amo Anil Murthy sin apoyarle), el que aceptó que no le trajeran otro central en invierno, el que endiosó a Ferrandito Ferrán Torres (que desde que debutó no ha hecho más que pedir dinero y titularidad con tan sólo dos o tres pelos en los escrotos, repito y con la fortuna de ser el último tropezón en un vestuario de campeones, añado) y que perpretó este atentado deportivo de mil y una maneras más desde las «teneblosas somblas» del verano pasado. Un auténtico Cainita que «regresa al bárbaro abismo del que pro-cede». Y Elrond nunca se equivoca.

Mangalades, por contra, es un sujeto pasivo, bañado en la autocompasión y en la caridad. Un señor más tieso que la pata de una cama (o mi menda abrazándola los sábados al salir del ‘after’) que viene a un club histórico a cobrar su tope salarial sin ser capaz de jugar bien ni a las bolas chinas. Y que nos dejó de lado pudiendo quedarse y ser titular por cobrar más dinero. Y sí, he dicho bolas chinas. Pero no se sonroja; nada le falta ni le parece inmerecido. ¿Para qué va a sonrojarse si no se le notaría? Pues pasando.

No me extenderé más tampoco en el caso Eliaquim, más allá de recordar, que si admiras, quieres y respetas a un club, obra o ser, no lo denigras ni le chupas la sangre. Es uno de los grandes males del mundo actual: las deshonras están a la orden del día. En plan: «no respeto a X-MEN pero dirijo sus películas o actúo como uno de sus protagonistas», «no respeto al Valencia ni a mi profesión pero me voy a cobrar allí casi 3 kilos, siendo un exjugador» (o nuevo miembro del divorciados Fútbol Club más bien). O «no sé de Historia pero hablo de ella y la manipulo…» y así miles al día. En todo. Por todas partes.

Foto de archivo de la presentación de Celades como nuevo entrenador del Valencia

Anotaciones sobre Ferrán y los méritos por la ‘<dabol em>’

Ferrán llegó, perdió y pidió. Debutó como lo que es: un extremo irregular que, de momento, sólo irrumpe y «rompe» partidos ya rotos de por sí. Consentido, pintoresco en la peor de sus acepciones y muy endiosado e influenciado por agentes y seguidores desesperados por adquirir héroes de su agrado. De los creadores del «Fede (Cartabia) quédate», llegó el «Ferrán tendría que estar ya renovado y cobrando el tope salarial». Ahí es nada. Pero recuerden que el señorito Ferrán, casi se va tras jugar 8 miserables ratos porque se plantó en un estudio de radio y dijo que «quería sentirse valorado». Cobrando casi el kilo anual y con 17 años. Recuérdenlo.

Últimamente observo estupefacientemente estupefacto como algunos lumbreras, -genios irredentos de nuestro tiempo-, aseveran sin despeinarse el tupé que Peter Lim no es tan malo porque acertó al traer a Don Mateu Alemany y a Don Marcelino García. No, miren. Quien hunde y destroza cosas y acude a un asesor externo a ser, ejem, pues eso; asesorado, no ha alcanzado ninguna proeza ni tiene ningún mérito. ¿Hace falta explicar más? Además, ni él escogió a Alemany. Fue Tebas, apoderado y voz escogida por sus influencias en el club a través de terceros, (pero eso da para otro capítulo aparte) quien lo recomendó encarecidamente.

Mangalades, mirando al ‘tendío’ como los toreros

Yo, para rematar, he de confesar que he trazado un plan de cáliz singapurense: celoso perdido de los méritos atribuidos al señor PLL, voy a dedicarme ahora a destrozar locales y a empujar a viejecitas hacia charcos de barro. Acto seguido, cuando la policia me «sugiera» acudir a los especialistas de la cárcel -o la institución mental adecuada- espero que todos seáis un clamor en favor -y fervor- de mis enormes méritos y me recibáis con atroz vehemencia y confeti variado. Acepto donativos. Sed consecuentes.

«No os diré no lloréis, pues no todas las lágrimas son amargas»

¡AMUNT! Volveremos, porque aún somos -y seremos- campeones.

Se imaginan…?

De la victoria frente al F.C. Barcelona, la Cultural Leonesa, Los Cármenes y de la bochornosa presidencia que alberga la Avenida de Suecia. También de sueños.

Somos un club bestial. Infinito. Ganamos a un Barcelona en horas bajas sí, pero estando nosotros también en cierto descenso de juego y moral. Con ausencias absolutamente capitales y una inestabilidad cronificada establecida en las tribulaciones de los vendepitos de las altas esferas blanquinegras.

Ahora les pido que comiencen conmigo y no se detengan, a barruntar. A crear una dimensión paralela muy cercana a lo real. Les pido, en resumen, que imaginen. Háganme el favor.

¿Se imaginan de qué seríamos capaces con estabilidad y un servicio médico que no fuera de película de terror? ¿Y con sendos directores técnico-deportivos de calidad -como los que ya teníamos- en ristre? Imaginen, imaginen.

Imaginen todo lo que podríamos alcanzar y conseguir. Prosigan conmigo en un ejercicio de imaginación singular en el que soñemos que no tenemos techo. En el que recordemos que áun somos CAMPEONES. En el que no paramos de mejorar. En el que la gallardía con la que afrontamos las derrotas y la levedad sensible con la que debemos remar siempre más que la mayoría, da fruto. Y de su fruto nos erige en el club con más nobleza y color de cuantos hollaron la tierra.

¿Se imaginan que tuviéramos 4 centrales de garantías? ¿Y que el VAR nos pitara de igual forma que a los rivales, con justicia y sin demérito? Y si el videoarbitraje viera los penaltis y tropelías que nos hacen y no sólo los que cometemos? ¿Se imaginan, por cierto, tener un entrenador que les diga a los defensas que dejen de saltar con los brazos extendidos? Glorioso ¿Y un míster que cada dos años no venga a cursar un máster con descuento a orillas del Turia y a los pies de Mestalla?

¿Se imaginan ganar por goleada a los equipos más modestos, sin sufrir, con una plantilla que vaya a su cien por cien -al menos sus años dorados de profesión- todos y cada uno de los días de partido? ¿Alcanzan a imaginar que no tengamos que soportar a ciertos elementos -deportivos y extradeportivos- que no saben dar la talla?

¿Consiguen soñar con tener un presidente que no dé la más absoluta de las aberrantes vergüenzas y un club en el que se castigue a aquel que diga que aquí no eres indispensable ni ganando la ‘Champions’? ¿Se imaginan tener a un «comandante» en su puesto durante más de dos años, que sienta el hierro y nos defienda de pillajes y vendedores de pitos venidos de Inglaterra o las Indias? Por no hablar de los abusos arbitrales e institucionales.

¿Se imaginan un campo nuevo a la altura (a ser posible donde está el actual, aunque sea soñar mucho) de este club? ¿Se imaginan también que el VAR no diese arcadas, ni estuviese teledirigido por los corruptos bipartidistas y arbitros sin suficientes arrestos de siempre? ¿Se imaginan a una directiva que avise con que va a denunciar por el cambio de ilegal de formato de un título y luego LO HAGA? ¿Y una prensa que no silencie los temas que no le da de comer?

¿Son capaces de dibujar en sus mentes a un máximo accionista que se digne a ver a su equipo, que pase por Valencia más de una vez cada varios meses y no sea un trilero de las avutardas portuguesas?

¿Se imaginan una ciudad sin malos profesionales del periodismo? ¿Y el país entero? ¿Se imaginan que nuestros dirigentes se negaran a vender a nuestras estrellas de no ingresar la claúsula en lugar de acudir a las puertas de los DE SIEMPRE, como testigos de Jehová pertrechados de Cortefiel en rebajas?

¿Se imaginan a Marcelino llorando por la consecución de más títulos, a Paulista friéndole a segadas y a Jaume Doménech teniendo 17 hijos para celebrarlo? (Desde el banquillo, por favor).

¿Y a cada jugador siempre en su sitio? ¿Y que tuviéramos dinero suficiente para un lateral derecho de máximo nivel y uno de banda izquierda que supiera defender sin marrullerías baratas? ¿Se imaginan que cada euro ingresado fuera para fichar mejor?

¿Se imaginan, una vez más, un campo con griterio y temperatura sana? ¿Un entrenador que no hubiera hecho el ridículo en Los Cármenes con una alineación y rotaciones absurdas, ante un equipo de primera y a apenas 3 partidos de poder revalidar el título? ¿Y a diestros en el extremo diestro y a zurdos en el extremo zurdo?

Si se les hace la boca agua, aguanten. Amarren conmigo y capeen el temporal. Acabamos en un santiamén. Imaginen, pinten, dibujen o esbozen un escenario, a partido único en Mestalla contra una Real Sociedad, Atletic Club de Bilbao o Club Deportivo Mirandés? Y con ese único partido como obstáculo único antes de otra final. ¿Cachondos? Yo mucho.

Imaginen que no han de imaginar nada, ni aguantarme, ni leerme. Imaginen que todo es verdad y que la grandeza de nuestro escudo no ha de pugnar por asomarse a ráfagas de celestial brillo. Imaginen que los vendepitos nunca han estado, ni estarán.

Imaginen añadir a los que nos aman y ya no están y a los despedidos que eran válidos. Imaginen una copa (y una súpercopa) de güisqui con hielo. Imaginen las tracas, los castillos, las paellas. Imaginen los maratones en celo. Imaginen el desvelo de la noche de antes y la erección de la noche de después.

Imaginense desnudos al anochecer en la fuente de cierta plaza. Empapados en sueños que no tienen techo. Imaginen pitar, gritar o despotricar con afanosa simpatía de los demás equipos en éxtasis de alegría. Imaginen saberse campeones de nuevo. Imaginen las ligas. Imaginen la Avenida de Aragón, y a la Fallera Mayor. Imaginen ese mayo, junio o julio. Imaginen el gol, el pase, el despeje, el centro, el caño o el baile. Sueñen por favor.

Imaginen arrastrar sus hermosos traseros por los pasos de zebra, remando y cantando como desgañitados dichosos. Imaginen subirse a los semáforos a esperar al naranja, por el hecho de serlo. Imaginen que este vuelve a teñir Europa, ya puestos. Imaginen cerveza (en mi caso) y café licor, imaginen mistelas, imaginen cazallas que vuelan, imaginen París y Milán -pero al revés-; imaginen Sevilla, imaginen Gotemburgo y las que vendrán. Imaginen las que no se escaparán.

Imaginen levantar la Copa de Europa a lomos de Don Rubén Baraja, liderando desde el banquillo. Imagínense todo o nada. Sueñen. Pero también imaginen a un vendepitos con olor a badulaque, echarlo a la semana siguiente por no aceptar la venta de nuestro capitán. ¿Se lo imaginan?

¿Se imaginan que todo sale mal y descendemos? ¿Se imaginan a «Pedro Llimoná» malvendiendo por dos pesetas una plaza en ruinas, antaño fértil y repleta de potencial? Imaginen o no. Maldigan o bendigan. Pero luchen y liberen a la empresa y al sentimiento. Porque lo uno sin lo otro no existe. Porque quién no comprenda cómo funciona esto y cómo somos, no merece las mieles de nuestros sueños.

Gracias por imaginar conmigo.

¿Se imaginan…?

Ensaimada mallorquina (a dos manos)

Fabulosa excursión gastronómica a Mallorca por parte de la hambrienta expedición Ché.

El plato favorito de los ‘Celade’s Pupils’

Los ‘Celade’s Pupils’ (si se me permite la aberración) -que se habían quedado con hambre tras el 3-1 en el país de Las Mil y Una Noches- se aventuraron con avaricia a las Islas Baleares en busca de un buen atracón. Demos buena fe de su capacidad de superación.

No entraré (de nuevo) en análisis de vicisitudes técnicas y tropelias tácticas. Eso ya lo tuvo que sufrir cada par de ojos valencianistas que tuvieron los arrestos y el arrojo de aguantar aquel ‘horreur‘. Si buscase una buena sesión sadomasoquista me marcaría un BDSM de esos modernos. ‘Bon Bondage’, dicen en Francia. o algo así ¿no?

Ejem. Ejem. Y en esas que iban los abnegados jugones blanquinegros, presos del hambre más ávara que imaginar pudieran. Cual Gokū paralizado y sin fuerza tras largas horas sin comer. La historia fue tan breve como «gargantaprofundil» (hoy estoy creativo). Fue abrir y recibir. Una tras otra y a dos manazas.

El absurdo gol de Ferrán (punto dignificante solo para un partido de solteros contra casados y con el rival de paseo) fue el manguerazo pastelero de la orgía mallorquina. Extasiados todos ellos de placer al endosarnos 3 goles en los primeros 45 minutos; cosa que no lograban desde 2009 ante… ¡El Valencia Club de Fútbol! ¿Sorprendidos?

Lo más sangrante no es la actitud de jugadores como Gayà (de traca lo de este señor y más estos últimos tres partidos) o los robos a espuertas (otra semana más) de un arbitro que debería llevar la «L» de vergüenza atravesada en el lugar donde la espalda pierde su noble nombre. O que Jaume se haya convertido por démerito propio en el peor portero que este señor ha visto jugar de titular en el batallón de Mestalla (Renan Brito era Oblak a su lado). Lo más asqueroso de todo el resopón es el deshilachamiento lento y seguro que está sufriendo el equipo, «desMarcelinándose» en un maquiavélico -e imbécil- plan para no se sabe muy bien qué a manos de un prestidigitador del servilismo como Celades.

¿Habían visto alguna vez a un portero o equipo de primera recibir dos goles olímpicos en menos de doce meses? Enmarquen el nombre de don Doménech. Ilustre de nuestra historia. ¿Habían visto alguna vez a un portero no saber despejar a más de dos metros de altura? ¿Y despejar todas al centro? ¿Y jamás parar alguna a su primer palo? Recuérdenlo. Existen dos héroes verdaderos: Leónidas en las Termópilas y J. Doménech en las Antípodas (de lo soportable). No puede jugar ni un minuto más.

Perdonen el lapso, vuelvo con Celades. El señor míster se jacta de decir que no quiere «hablar de un Valencia de Celades o de X» pero de soslayo traza formaciones ridículas que convierten al equipo CAMPEÓN de Copa del Rey en una tuna de Vinaroz (malditos 1-4-3-3 y 1-4-2-3-1) . Hace cambios a partir del minuto 80, sienta al delantero titular CAMPEÓN (Don Kevin Gameiro para los incrédulos) o pone al susodicho portero de marras tras el ridículo en la SuperFranken-Copa de su majestad el Kebab. Así pues les conmino a REÍRSE la próxima vez que alguien les diga que Celades no quiere «su» Valencia y recuerden el ataque de entrenador que tantos ridículos constantes nos está costando. Les engaña. No lo permitan.

La meritocracia huye con este entrenador, las manías, el olvido y la endeblez defensiva comandan las huestes que invaden Valencia como orcos en el patio de una guardería. Poco a poco las rentas del fabuloso proyecto anterior se van diluyendo en las fatídicas manos de trepas y cantimploros deportivos varios. Y hay quien niega que vivíamos de ellas.

Tras su humanitaria misión, los murciélagos del Turia han dejado a Mallorca sin reservas de bollería artesanal y existencias de nata pastelera. Han llegado saciados, con restos blanquecinos en mejillas y mentones (más de una pareja se habrá sentido ofendida) y con la semipiterna promesa de ir a por más. ¡Ah! y un rosado guiri que queda fenomenal en pleno enero. ¡Já nos maten!

Para rematar la faena, comenzamos la semana con la posible venta de Rodrigo (nada más y nada menos que al F.C. Barcelona…) el intento de colocar a Gameiro para «recuperar» la inversión… (como si doce millones a cambio de ir a la Liga de Campeones y un títulazo ante el propio Barcelona de Messi once años después no fueran amortización suficiente) y el posible fichaje de Don Judas Hiscar… Francisco Alcácer. Algo así como que tu mujer diga el nombre de su ginecólogo mientras le practicas sexo oral y luego la invites a cenar en Maxim’s. Retorno al inframundo, cortesía de Singapur.

Todos estos temas (la barbaridad táctica de cambiar a Rodrigo por Alcácer, si se produce merece una publicación propia) incluída la ruina deportiva que se avecina ante la nulidad en conocimientos deportivos de la dirección del club serán tratados más adelante. Mientras tanto, yo que soy muy de ídolos, me he propuesto hacerlo mejor que mis jugadores comiéndome tan solo dos ensaimadas y media y parando a tiempo antes del empacho. Espero oferta para la medular blanquinegra en pocos días.

Celades, yo tampoco quiero un Valencia tuyo. Haznos el favor. Gracias.

La Vilipendiada (las copas ya no son lo que eran)

Corrían los tiempos predigitales. Allá por el año dos mil uno o dos mil dos. Un verano impertérrito, estigmado en su ondulante calor (de esos de 40 grados a la sombra que hoy en día son locuras poscambio climático y demás zarandajas).

Supercopa

Un chiquillo de barrio, un «ninot»; el típico quinceañero buscavidas que comenzaba a sentir las cosas como el borrador tónico que serán en el tul de la adultez. Un suspiro ignorante de su brevedad. Una ínfula que cree será eterna.

Cada sabor era único, cada esquina la falda de la siguiente ficha de dominó. Cada centímetro cuadrado de alma afincaba las venas de la apremiante ciudad. Todo era inabarcable. Las canciones se grababan como mandamientos de un nuevo evangelio pertrechado a la medida. Cada juerga la última juerga, cada minuto perdido llenaba el saco roto del infinito más corto que la edad pudo traerme a toro pasado.

Las canciones se grababan como mandamientos de un nuevo evangelio pertrechado a la medida, cada juerga era la última juerga

Estopa acariciaba las hormonas, El Canto del Loco al primer amor. Rosendo los garitos, Sabina las alcobas vacías de sábanas frías. Los focos, como promesas de cabellos de ángel, se prestaban a melaza buscona de este poeta de baratillo. Un garaje era un mundo al alza, un tobillo un secreto a voces.

Y probamos el barrio, y probamos locales. Y probamos el miedo, el tedio, la risa. La prisa y el sumun. A quitarnos la camisa. La adrenalina y el credo de los novicios hurgando en la herida. Probamos casi de todo. Y entre gorgoteos y gorgoritos, un colega dijo de un bar en el que la edad no era impedimento para servirnos las primeras cervezas. Así sendas rubias adornaron las gargantas de dos mancebos, que con lo puesto, jamás quisieron nada más por unos cuantos veranos.

El éxtasis sedujo -arduo en su tarea y fijo en su carnaza- en su precisa y justa medida al presente que les escribe. Los tímidos retos se rindieron a la avaricia y pocas estaciones más tarde, apresuraron en caer las primeras copas.

Perdonen esta severa introducción y permítanme finiquitarla reseñando la tierna sencillez de las citadas -y protagonistas de esta farándula- copas de antaño: su licor más soportable y la escueta mezcla más efectiva. Los más aviesos no alcanzábamos ni a esas cotas; ‘whisky’ o güisqui bastaba. Y tanto que bastaba. Doble y con tres hielos, en vaso propicio y propiciatorio.

Los más aviesos no alcanzábamos ni a esas cotas; ‘whisky’ o güisqui bastaba. Y tanto que bastaba. Doble y con tres hielos, en vaso propicio y propiciatorio.

Hoy en día las «copas» son distintas. Han cambiado. Pues resulta que ninguna esfera escapa del cambio. Más aún si las pérfidas manos de la insensatez se esconden a modo de cordero en las postrimerías. Más aún en la bipolaridad del duopolio de los de siempre, los de los «bichos» y las «pulgas». Los del burgués y los del francés en ristre, como balas de fogueo.

Más aún en las voces de los voceros que apuñalan la honorabilidad del güisqui sin soda, maridado con hielo. El balompié -tan propicio en su perniciosidad- tampoco ha escapado a la luz de las verdaderas copas. Ha permanecido a la sombra. En el tedio de los millones. En el pantano de la melancolía. Auspiciado por los parasoles de los que quieren venderles la copa más adornada y ficticia; espúrea.

Las copas, como decía, han cambiado. Llevan todo tipo de aderezos pseudoalimenticios y psicosomáticos; de los que no notarán pero les costarán muy caro. Véanse tales como: pepino, cardamomo, canela, enebro, pétalos y hojas de diversa foresta, vainas naturales y «vainas» de ejecutivos trincadores; alpiste, arándanos, pieles cítricas, sinvergüenzas de federaciones, romero y mucho hielo. Para que no quepa nada de lo que un día fue pero les cueste más y más caro. Por el son repetido de los que quieren eternizarse.

Las copas, como decía, han cambiado. Llevan todo tipo de aderezos pseudoalimenticios y psicosomáticos; de los que no notarán pero les costarán muy caro

La copa de la que les voy a hablar lleva «vainas» de «trincadores» a mansalva. Hieráticos calvos del Monopoly que vinieron del anonimato futbolístico más gris para dejar las arcas secas, las competiciones pervertidas y la piel de clubes históricos, –broncos y coperos– para adorno de las más vergonzantes pajitas de las que mamar hasta la tapa del tarro.

De lo que jamás verán en estas «copas» es de espolvoreada meritocracia: justa, imparcial y objetiva. Jamás catarán de estas bautizadas como «supercopas» (antaño guindas de la más deliciosa estirpe, con sabor a élite europea y engalanadas de nácar y plata para la excelencia deportiva de la pretemporada) el denostado derecho deportivo. El agradecimiento, el sentido o la rectitud que solía perseguir el deporte profesional. No queda nada.

No queda nada

Tan solo un puñado de ladrones cortados en rodajas, clubes sin vergüenza que disputan premios que no merecen (como el aguililla solitario de las más andrajosas ‘discoteques’) trajeados de mercado que se burlan en bastidores ‘V.I.P’ e invitan a la primera doncella que pase y anacardos (borriqueros) empachados de la necesidad de tragar. Otro puñado de portadas victoriosas, rostros selenitas opacados por el brillo del vaso de cristal, fina seda; sudario del fin del fútbol y semipiternos ladrones de corbata blanca.

Pero nunca verán sentir, ni padecer, ni vencedores ni vencidos, ni blanco ni negro, ni azul ni grana, ni dorado ni bronce. Ni el cobre de los batidos en duelo, ni la manga del caído; ni honradez, ni verdad, ni fútbol.

Será que los licores nobles ya no se estilan, será que la verdad se diluye entre témpanos de hielo, entre hebras verdes de finas serpientes. Será que el circo se postula entre dos camisetas, y varias carteras; renegados de la esencia para lo que esto surgió. Nunca verán asistencias, ni a murciélagos, ni la deuda saldada del años dos mil diecinueve. Nunca verán nada de esto, porque ni estaban los que tenían que estar ni estaban los que debían estar. Nunca verán, jamás, jugar la Supercopa de España. No de las de verdad. Ni las perdidas ni la Vilipendiada. Ni la del dos mil diecinueve ni las siguientes. Nunca volverán a ver una copa, ni una Supercopa.

Pero lo que nunca verán, pero nunca, nunca, nunca jamás… será campeones en ellas.

Güisqui con hielo

Un trago por las copas de verdad. Las escuetas. Las celebérrimas, las perdidas, las nostálgicas y las vilipendiadas. Otro trago por el anterior. Celebren.

Dejenme decirles algo a los descreídos ajenos a los dos verdaderos supercampeones: cada vez que auspicien esta farsante fatalidad, estarán elevando a los altares a aquellos que les dirán qué, dónde y cuándo deben beber de la «Copa». Después solo Dios dirá lo próximo que les manden. No lo hagan. Su güisqui con hielo no lo haría. Piénsenlo dos veces.

A.F.C. Ajax – Valencia C.F.

Ámsterdam Arena. 10 de diciembre de 2019.

De entre las sombras, los remilgos, la burla de ciertos sectores, la incapacidad de análisis de muchos pero sobre todo del esfuerzo, el orgullo, el talento y la unión de equipo emerge un Valencia durísimo, correoso y con la mejor pegada al contragolpe de la Europa futbolística actual.

Noche de madurez. De golpe en la mesa. Del anuncio a Europa acerca del retorno de los CAMPEONES. De aprender a ser más hoscos y sinvergüenzas. Con lo puesto y con muchas bajas. Con circunstancias adversas y con un proyecto tambaleándose por unos dirigentes absolutamente incompetentes. Los frutos sembrados los dos años anteriores florecen pese a las tribulaciones en técnico y sistema. El Valencia C.F. es capaz de cualquier cosa.

Fuente: valenciacf.com. Autor: Lázaro de La Peña.

Ni Cillessen, ni Cheryshev, ni Guedes, ni Garay, ni Maxi Gómez ni Kondogbia. Entre otros. ¿Acaso se creen los malos periodistas de este país que el Valencia no corre más que nadie, no ataca más que nadie y no aguanta más que nadie? ¿Acaso en Holanda se pensaban que los 100 años de historia de los CAMPEONES de copa no pesa en cada gramo de piel y en cada gota de sangre? Los blanquinegros vencen, pasan y convencen pese a todo lo demás.

Han sido días duros. Ante la alegría, van a permitirme hablar de emociones en lugar de cambios, disquisiciones técnicas y sistemas. Creo que no les molestará ¿verdad?

Hemos aguantado burlas de aficionados cegados y periodistas, quienes por una mera cuestión de indiferencia (no ven ni un puñetero partido del Valencia C.F. si no juega con su equipo del alma) y de ignorancia (son absolutamente incapaces de entender y ver el fútbol más allá del peinado, botas, tatuaje o última celebración de turno de su ‘crack’) que presagiaban un desastre. Como siempre, nada más lejos de la realidad.

Fuente: valenciacf.com. Autor: Lázaro de La Peña.

Comenzó el encuentro en Ámsterdam y en el ambiente pululaba un aroma a polvo de hadas. Un sui géneris ladino, un chispazo de reminiscente pólvora a la valenciana, de tacto áspero y reconfortante. La mirada de cada jugador era diferente a la que pudimos ver ante el Levante U.D. en su campo.

Los primeros compases fueron como siempre para el rival. Los de Holanda intentaron dominar desde siempre y como siempre estas dos últimas temporadas. Ten Hag (el míster del Ajax) aún mantenía ese gesto vacilón de rueda de prensa: «El 0-3 (del partido de Mestalla) no fue excesivo». Pues te has tenido que dar cuenta de tu error, míster.

Despreciar a un CAMPEÓN nunca fue buena idea, por mucha escuela de Cruyff que llegues a ser. Es la maldición de los modernos: si no tienes algún balón de oro parece que no sabes donde tienes la mano derecha. El fútbol es mucho más que los mediocres os quieren hacer ver.

El Ajax varió sustancialmente la táctica del partido en Mestalla. Renunciaron a las bandas totalmente y a los disparos desde fuera y se pusieron a pretender entrar por el centro haciendo grande su influencia en el campo. Buscando estirarse, tocando rápido hasta el círculo central y trazando paredes hasta entrar al área ché.

Fuente: valenciacf.com. Autor: Lázaro de La Peña.

Los blanquinegros plantearon una variante táctica fantástica para hacer sentir incómodo al equipo local: la línea defensiva adelantada sin avanzar la de los centrocampistas. Esto causó que los locales se estamparan una y otra vez ante Don Francis Coquelin y Don Daniel Parejo. Llegando osbtaculizados no podían salvar de forma cómoda a la defensa valencianista y perdieron todo su juego interior gracias al gran desgaste físico y al carácter que el equipo impregnó en su juego ¡por fín!.

Las claves eran sujetar los tiros exteriores y extenuar el juego por dentro -arma vital y nuclear de los jugadores de toque del Ajax- y aprovechar la superioridad por alto para hacer estéril su obligado juego dubitativo en caso de darse un centro por banda. Matar a la contra. El crimen perfecto.

Los contras de este método, son varios. Uno es que regalas las bandas para poblar por el centro (suerte que no quisieron aprovecharlas hasta que fue tarde y que no tienen la misma calidad por alto que a ras de césped) y la otra es que los delanteros quedan muy descolgados y deben realizar carreras de muchos metros para coberturas y ayudas. Esto sería un lastre enorme para cualquier equipo que no tuviera a los Gameiro, Rodrigo, Ferrán y Parejo surtiendo balones y cortando juego. Sublime.

Las contras de este método serían un lastre para cualquier equipo que no tuviera a los Gameiro, Rodrigo, Ferrán y Parejo surtiendo balones y cortando juego. Sublime.

Fuente: valenciacf.com. Autor: Lázaro de La Peña.

Tras el tiempo de cortesía hasta adaptarse al escenario, los murciélagos de nuestros corazones se desmelenaron y comenzaron a azotar con saña el noble final donde la espalda pierde su nombre de los locales. Pudieron caer 3 en pocos minutos, pero solo cayó 1. El sufrimiento asomaba la futura pata de la mano del misterio, del seno del capricho e incertidumbre de la Diosa Fortuna. Entre cachondo y acojonado abordaba el descanso con mucha ronería y murmuro «ajacied» pero muy pocas nueces.

La reanudación, por extraño que parezca, no tuvo ni siquiera esos 15 minutos de protagonismo que se debería exigir a un visitante de la calidad y prestigio del VCF. Con el arreón del público y la lesión de Gameiro, el encuentro se tornó en un soliloquio tulipán. Un tobogán de nervios y padecer, pero también una demostración de lo férreo y terco que es este equipo CAMPEÓN.

Entre huracanes, embestidas, nervios y agallas se debatió el resto del partido. La intensidad de ciertos jugadores es absoluta. Algunos están a un nivel increíble, como Gabriel Paulista (que fue expulsado por un amago de cabezazo quizá por las pulsaciones y ganas de ganar sin pretender justificar su nefasta reacción, que por cierto le va a costar 3 partidos casi seguro) Coquelin y como siempre, la nueva lección maestra del capitán: conferencia en alta definición de lo que un jugador de fútbol y leyenda debe hacer: sed testigos. Sus botas encarnan fútbol y millones como pocas veces en la vida se ven. Con y sin balón.

Y salió Mangala y salvo 3 balones delicados en las postrimerías. Y Diakhaby sigue demostrando las condiciones que tiene para este deporte, a veces harto adobadas de premura y nervios. Y Wass solvente -lejos de su puesto real en el centro- pegándose cabalgadas dignas de un carrilero. Y Ferrán supo trabajar en defensa, dando asistencia de gol el día que peor atacó del último mes. Estaría bien, por cierto, poder verle siendo más fundamental en partidos antes de que se rompieran, pero es muy jóven. Tiempo al tiempo.

El partido se ahogó y Ziyech, entre otros, atacado de nervios y verde de envidia, insultaba a Parejo en un ruego poético para que le enseñara a ser centrocampista; y danzar, bailar y mimarla de esa única manera. Y saber caer con la gracilidad de la criatura divina que hizo que Di Stéfano se fuera de la ciudad deportiva del Madrid enfadado al saberlo vendido. Comenzaron las faltas, los insultos y la rabia. Trampas sobrantes aparte, por fín supimos sufrir con oficio.

Fuente: valenciacf.com. Autor: Lázaro de La Peña.

Se acabó el interminable segundo tiempo y el Valencia pasa como primero de grupo. Los holandeses se arrodillaron para lamentar y los nuestros festejaron como locos. Rodrigo, condescendiente y dando un toque de atención que pocos entendieron a mi modo de ver habló de milagro. Eso lo creen los que no nos conocen. Los que no aprenden. Los que no ven.

El Valencia y los valencianistas tenemos algo que pocos tienen en nuestra abundancia. Ese color, esa energía, ese «yo que sé» que nos hace únicos. Que rejuvenece y potencia jugadores que no iban o no se encontraban. Que dota de vida al indolente, que hermana, que ennoblece, que desata. Esa corona que nos hace capaces de ser reyes y diferentes con tanto menos. Ese traca que nos hace celebrar debidamente las alegrías y perdernos en los mares de la inseguridad.

Europa pintada con nuestros colores es mucho más hermosa

El equipo CAMPEÓN de copa se planta en unos octavos de final de Champions League por fin tras 8 temporadas y pega un estirón de madurez que va a dotarle de mucha confianza. Cargándose al equipo revelación de Europa -que pintada con nuestros colores es mucho más hermosa- y al que era hasta ayer el semifinalista vigente de la pasada edición. Asó por tanto, de los mejores 4 equipos del continente. AMUNT CAMPEONES.

0 – 1

Alineaciones y goles:

A.F.C. Ajax: Onana, Mazroui, Veltman, Blind, Tagliafico (De Jong, m. 90), Martínez, Van de Beek, Álvarez (Dest, m. 46), Lang (Huntelaar, m. 70), Tadic y Ziyech.

Valencia C.F.: Jaume Doménech, Wass, Diakhaby, Gabriel Paulista, Gayà, Parejo, Coquelin, Ferran (Mangala, m. 92), Carlos Soler, Gameiro (Manu Vallejo, m. 54) y Rodrigo Moreno.

Goles:
0-1: min 23. Rodrigo Moreno.

¿Me ayudan? De la actualidad del CAMPEÓN.

Me he embarcado en una ardua misión mientras realizo un breve repaso de los dimes y diretes que azotan de nuevo el sino de esta institución centenaria que todos amamos. Me he propuesto recordarle a cuanta más gente posible que somos CAMPEONES. Y repetir la palabra -y la consigna- tantas veces me sea posible hasta suplir la carencia de todos aquellos que ya parecen haberlo olvidado ¿Me ayudan?

Me he propuesto recordarle a cuanta más gente posible que somos CAMPEONES ¿Me ayudan?

Ha sido un inicio de temporada tan NEFASTO, atropellado y TAN INSULTANTE para el aficionado normal del actual CAMPEÓN de Copa del Rey que no he sido capaz de articular palabra anteriormente ante la degeneración reinante del club.

Adelanto que las fotos que acompañarán a este escrito serán todas de la celebración y consecución del título copero. Por dos razones: por que somos CAMPEONES y porque hay que decirlo mucho más.

¡CAMPEONES!

Al margen de mis pesquisas y divagaciones, sin duda resultan indignantes la mayoría de las decisiones del club, los cambios de la estructura y ciertos debates entre aficionados. El Valencia Club de Fútbol siempre ha sido un polvorín por un aspecto coyuntural muy concreto e inevitable: su gente y entorno. Incapaz de escribir de todo lo acontecido estpos 3 meses, por denso, costoso y francamente repetitivo, me dedicaré a realizar un par de apuntes por tema. Porque si no lo digo, hago ¡pam!.

Sobre Marcelino y el ‘Staff’ CAMPEÓN de Copa del Rey:

Vamos a recapitular si os parece, ‘locos’ que decidáis leerme: al inicio de temporada teníamos un equipo CAMPEÓN, un equipo técnico CAMPEÓN y una prepartación física, mental y de automatismos que arrolló al Barcelona en la pasada final de Sevilla. Sin paliativos.

El entorno del Valencia C.F. es tan ‘especial’ que es capaz de dividirse y criticar al entrenador que ha reconstruído al equipo (de la mano del inestimable Don Mateu Alemany) y lo ha hecho funcionar apenas sin lesiones graves desde el pasado enero como un reloj de precisión. Sin que se noten demasiado las bajas o las rotaciones (salvo las eternas de Don Daniel Parejo y Don Ezequiel Garay, aún sin arreglo). Y en tiempo récord y con fichajes destinados al ostracismo en sus respectivos equipos ¿se acuerdan de un tal Fabián Ayala?

Que si jugamos feo… que si no hace cambios… que si el sistema… pero hemos olvidado que el Valencia gana y triunfa desde el contragolpe. Toda su vida. Desde la certeza de hendir el cuchillo por correosas bandas de trabajadores infatigables. Hemos olvidado los aciertos del fútbol y de su fútbol, hemos olvidado a Don Rafael Benítez y a Don Rubén Baraja. Guerreros elegantes, pero siempre guerreros.

Míster leyenda, del peor momento deportivo recordado a CAMPEONES en temporada y media. Recuerden esta cara, pues un día puede que la echen de menos.

Acerca de los cambios «tardíos» y el sistema:

La necesidad (quiero creer) de cambios en el 60 y de jugar plásticamente con un 1-4-3-3 convertible, un bloque alto y una ambición desmedida, son hijos de los nuevos tiempos y nuevas generaciones (repito: quiero creer) absurdamente engendrados y engordados desde que aquel Barcelona pedante lo pusiera de modísima haciendo parecer (sustentado en causas políticas y carteras debientes del periodismo) que era el único sistema viable. Una nueva era de clasismo futbolístico. Olvidando por el camino y para nuestra desgracia todo lo que nos hace grandes. Y de aquellos polvos estos lodos, quiero seguir creyendo.

Un club y gran sector social que ningunea a ya leyendas como Don Daniel Parejo (inigualables en números, resultados y ahora, HECHOS) o encumbra a mediocridades por ser de un origen, digamos más simpático. Aún nos tenemos que comer, sí aún, a ladinos tuiteros encumbrando y reclamando el retorno del señor Paco Alcácer por empujar 15 goles en dos años. Tócate las narices (y por cierto, en un equipo contragolpeador).

Con lo fácil que es ver fútbol y seguir con los ojitos -a ratos al menos- a un jugador concreto y gozar del análisis táctico que te permita dejar de ser un «envenao» sin escrúpulos de la vida.

El resultado es este: una sector extremista y anti análisis dominada por una necesidad desbocada de exquisitez relamida futbolística; que a su vez defenestra a su único jugador capaz de mover la pelota en Mestalla y en cualquier escuadra del mundo con garantías. ¿Le ven sentido?

Un entrenador definitivamente TOP, que ha sabido interpretar el alma y necesidad de este equipo, que con «retales» de otros equipos te ha hecho CAMPEÓN, ninguneado y despojado -según algunos- de su necesario también, estatus de leyenda de esta institución centenaria.

Respecto a los cambios de jugadores, Celades los ha hecho tan tarde o más (excepto en 2 partidos) que el anterior míster. Recuerdo uno en Champions en el 92. Ahí es na’.

¿Aún se le saltan las lágrimas? No es el único. Disfrútelo. Repítalo.

Acerca de los fichajes y la planificación deportiva:

Que si Mendes, que si los Toldrá… que si Marcelino también tiene ‘obligaciones’ que perjudican al equipo… ¿me pueden decir qué obligaciones han perjudicado al equipo? ¿es que no les gusta el rendimiento A COSTE 0 de Jaume Costa? (que defiende mejor a pierna cambiada que otros encumbrados a pierna buena, piscinazos y marrullerías al margen).

¿De verdad tienen prueba irrefutable de la culpabilidad del ex-técnico ché en el fichaje de Rubén Sobrino? Por cierto, ahora juega e incluso a enchufado un golito. Aclarémonos.

La afición comenzó a divirise aún más en pleno verano, con los desmanes en torno a las figuras de los fichajes de Eliaquim Mangala y Rafinha Alcántara. (Entro otros). Pues bien, a la vista está el resultado. Rafinha está haciéndolo francamente bien aglutinando el juego celtinha (es de los 5 jugadores de la liga que más faltas recibe; Parejo es el tercero el día de escribir este artículo) al margen de la racha del equipo gallego. Y Mangala está directamente cojo. Ahora pasaré a comentar su caso.

Rafinha está en un Celta en clara recesión, ha tenido una nula adaptación en pretemporada y una pequeña lesión al poco de incorporarse, sí. Pero llama mucho la atención sacar este «contra» a la planificación del anterior y CAMPEÓN técnico (con el crédito que eso debería supone en un club menos atípico) y que todo el mundo parezca callar contra uno de los mayores bochornos deportivos de este equipo: Mangala. Eliaquim ha venido fichado totalmente y absolutamente cojo. Ni falta de ritmo ni gaitas.

¿Recuerdan algún caso -incluso en rotura de «tríadas»- en el que, una vez agotado el plazo de lesión de 6, 9 o 12 meses y ya entrenando, el jugador haya requerido de 5 meses más para su «puesta en marcha? Ya les digo yo que no. El tema Eliaquim Mangala huele mucho y muy mal. Con ficha de campeón incluída. Sin serlo. Y he de decir que a todos nos puede seducir un Mangala a tope de 4ºcentral, por que ha de ser así al venir a competir el puesto ante centrales CAMPEONES. Faltaría más.

Y todo este balance tan favorable al señor Toral encima sin contar la asquerosa y traidora casi venta de Rodrigo. Frustrada por pura casualidad y sin RECAMBIO ¿De verdad Marcelino y sus cuentas son las malas?

Por suerte la mayoría clama contra un máximo accionista torpe, hedonista y obtuso que parece querer rentabilizar al club aunque ello conlleve un perjuicio deportivo. Hagan cuentas.

¡CAMPEONES!

Acerca del cuerpo técnico y médico:

Mucho se ha criticado al séquito enorme (y muy bueno) de Marcelino, autorizado por el club por otra parte. Su cantidad de colaboradores, asesores, el tema médico… que hacía de esta plantilla una manada de toros que podrían haber jugado 6 meses más seguidos, de haber sido necesario.

A la vista está el cambio y cómo ha acabado: médico destituido de su cargo y destinado al filial en poco más de 50 días. Aunque similar en número de lesiones, todo sea dicho. Pero no así en gravedad ni en afectación a mismos jugadores. No es lo mismo que un jugador sume 2-3 lesiones consecutivas en sus carnes que 3 jugadores diferentes sumen 3 lesiones. Por citar solo una diferencia. Juzguen.

Acerca de la planificación deportiva:

Retomamos tema Rodrigo y las bombas de humo -como Florian Thauvin- lanzadas en verano. Lamentable venta sumisa y rendida al Atlético de Madrid (tú máximo rival inmediato). Todo este batiburrillo en mitad de un verano así, causando que gente que no ha visto ni un minuto a ninguno de los posibles ni al susodicho Thauvin (y por tanto no sepan que es diestro limitado y cerrado) sin descanso y para colmo de males, lo quieran poner a pierna cambiada o por el centro a hacer de organizador. Sublime. Es que no cuesta tanto ver algún partido o buscar información de un jugador, de verdad. Es muy sano y muy nutritivo.

Pues no se ha fichado nada y se ha soltado en la cara de la afición que se iba a vender todo y en todo momento, si era menester. La espantada en la plantilla prometía ser de escándalo y solo Dios sabe que la ha frenado (probablemente el cariño al proyecto y peticiones finales de las dos emes que todos nos sabemos).

Todos los días estivales se filtraba en prensa con apremiante e insultante normalidad que el señor Lim no buscaba sustituto de Rodrigo. Y todos tan panchos. Recuerdo: para afianzar un proyecto exitoso.

¿Es esta planificación deportiva la que merecía un proyecto consolidado y CAMPEÓN? Solo una de las partes ha querido afianzar y mejorar el proyecto ganador tan deseado durante 15 años, ahora parece tarde.

¿Repiten conmigo?

Acerca de Celades:

Celades tiene mucha culpa de lo sucedido. No me vengan con medias tintas. Uno no puede aceptar un cargo al poco de comenzar una temporada en -y de- un equipo CAMPEÓN, sustituyendo además a un colega de profesión obviamente también CAMPEÓN. Por menos se habla de «traidores» y «esquiroles».

Sencillamente no puedes, como yo no podría dirigir una película -por poner un ejemplo- sobre una obra original que no he leído en mi vida, o que maneja actores, técnicas y conceptos que no están al alcance de mi estatus actual. Se llama ejercicio de responsabilidad. Y está en desuso.

Una vez aceptada la golosa oferta de su vida, su temeridad aterrizando con otro sistema ante todo un Barcelona -que te pintó la cara apenas sin correr- fue sangrante. Su persistencia nos ha costado amargos puntos y resultados, pero nadie pareció alzar la voz. La victoria ante el Chelsea fue una suerte fantasmal y los equipos más potentes parecen poder partirte el pecho ante una fragilidad defensiva y unos ajustes en la marca dignos de tercera división. Sin embargo, a pesar de sus cambios en el 80 -incluso pasado el 90- y el nefasto juego (dos triangulaciones mal contadas por partido y algún destello individual de Don Dani Parejo, Rodrigo Moreno o Coquelin para salvar los muebles) ha bastado poca cosa y siempre ante escuadras modestas para salvar los muebles. Y acallar esas voces del Turia habitualmente tan críticas y extrañamente tan calladas.

Resulta curioso ver como se fuerza al alma del Valencia a un sistema que sin muchos millones no le funciona -ni le funcionará- para perpetuar y maximizar defectos anteriores y estropear cualidades que le hacían pelear con los mejores. Y que nadie parezca alzar la voz. No me vale lo de «hay que darle tiempo». Aquí pocas veces se ha dado haciendo bien las cosas, menos aún ante estos atropellos.

El análisis táctico dará para otra columna a parte o encontrará su espacio en análisis de partidos a partir de ahora.

Acerca de Anil Murthy:

El señor Murthy tendría que haber dimitido hace ya más de 2 añls cuando lanzó -utilizando las redes sociales del club- aquella «editorial» vergonzosa y sin precedentes en la que, calificaba a sectores de aficionados y regurcitaba excusas prefabricadas deleznables de varios aspectos. El sinsentido y malintencionamiento de aquel mosntruo debería haberle costado el puesto. De nuevo, ‘El Protegido’ de Mr. Lim está desatado, y no debería ser sorpresa de nadie viendo de los jardines de los que viene desde los tempranos días iniciales de su mandato.

La relación con la Grada de Animación, los gestos, las fotos de redes sociales, las declaraciones, la ridícula gestión deportiva, las absurdas y altivas respuestas -que nada tienen que ver generalmente- con las preguntas que se le realizan… tras Llorente, sin duda el peor presidente reciente del club valenciano. Por fondo y formas. Este despropósito de personaje no puede seguir al mando de este club.

Acerca de Thierry Coreia:

He considerado separar a este chico, que de nada tiene culpa, del párrafo acerca de las decisiones deportivas de antes. El caso es tan sangrante y demostrativo que debería hacernos manifestarnos a orillas de Mestalla. Dos modelos de negocio: Jaume Costa, cero millones más ficha. Thierry Correia: 15 millones más 2 de comisión para el señor Mendes, más ficha. Claro.

Pero no es que hayas fichado a un tío contrastado ni a un futuro Jocelyn Angloma. Es que has traído a un tío (que repito no tiene ninguna cuñpa más allá de la honestidad de decir que no está preparado para este equipo) que ni siquiera saber hacer marcas básicas defensivas en primera división, que físicamente (su punto supuestamente fuerte en velocidad) brilla por su ausencia y que ni siquiera mete con sangre la pierna con tal de no quedar en ridículo en un partido de Champions.

¿Qué quieren que les escriba? Si encuentran algo positivo en este fichaje háganmelo saber. Ah y para aquellos que dicen eso de : «es muy joven, dadle tiempo» les diré que un equipo campeón no está para cobijo de gente que demuestra este nivel. Y lkes recordaré también que el que tiene cualidades de nivel y tiene voluntad, lo demuestra desde el estreno. Miren el «desflore» de Carlos Soler. No me ha hecho falta ni ser demagogo citando a Messi o a Ramos en sus respectivos. Millones que ni «teníamos» según algún dueño de medio pelo, por cierto. Y NADIE DICE NADA.

¡CAM – PE – O – NES!

Acerca del carné de aficionado:

Quizá en este punto esté a punto de ser impopular y perder a alguno de los pocos de ustedes que hayan llegado hasta aquí. Pero si no lo suelto explotaré como un petardo berbenero.

Detesto profundamente aquellos valencianistas que reparten el carné desde un punto de vista de superioridad moral. Se ha convertido en un mantra aquello de pontificar diciendo que no se debe pitar a Anil Murthy durante el partido. Ni manifestar desacuerdo con Lim o la directiva. Mentira.

Miren, ser fan, forofo o aficionado no está reñido con quejarse a los ineptos que nos perjudican. Y si esperamos al final, ese señor se ha largado con viento fresco del estadio. Probablemente a zamparse una mariscada en altos restaurantes de la ciudad, mientras se ríe cacareando como una gallina clueca -o si acaso un pollo tomatero-.

Basta ya de decirle a los aficionados lo que deben hacer. Basta de limitar definciones desde una vomitiva superioridad moral. Querer algo o a alguien a veces conlleva decirle lo que no hace bien, aunque duela. Y a veces toca en el peor momento. No así pitar a jugadores en plena faena, por un claro motivo de ejecución y lógica. En eso estaremos de acuerdo. Es algo que jamás compartiré. Los jugadores sí que estarán tras el encuentro por si acaso alguno considera menester criticarles por algo… libre es el respetable.

Seamos sinceros una vez más. ¿Creen que tulliditos adultos (siendo elegante) van a temblar por que alguien le diga a un tío de la directiva que se largue? ¿Usted temblaría o dudaría por escuchar (que a veces ni eso y quien ha jugado a fútbol lo sabe) de fondo mientras está concentrado, el nombre de otro tipo que no tiene nada que ver con usted -ni la cae bien- ser abucheado?

Acabando:

Así pues nos encontramos, una vez más, al fondo del más profundo abismo. Para colmo, tras haber rozado el cielo con la punta de los dedos. Un proyecto CAMPEÓN que necesitaba afianzarse, vuelve a las más profundas dudas -yonquis y dependientes de los más ajustados resultados ante escuadras de nivel promedio- por el superlativo capricho de gente totalmente inepta y ajena al deporte (como siempre nos ha pasado antaño). Para muestra un botón bien gordo: gente de fútbol, lógica y humildad han equivalido en apenas año y medio a un fastuoso título.

El futuro se presenta ilógico, espeso y pertinaz en su pesimismo viendo las decisiones misteriosamente tomadas por entes oscuros que apenas aparecen por la plaza blanquinegra. La medicina más rápida y adecuada ha sido arrancada y destituida denuestras venas y no parece que jamás el entorno vaya a adquirir los preceptos de calma, entendimiento y análisis necesarios para que la quietud balsámica haga acto de presencia.

Ayudémonos a soñar que no tenemos techo

Así y viendo todo el berenjenal, el odio y el desquicie generalizado presente en el badulaque de Mestalla, me he propuesto esta ardua -pero deliciosa- misión de recordarle a todo el mundo que este EQUIPAZO le diJo al mundo un día que su capacidad y su humildad están destinadas a reinar en el fútbol mundial más pronto que tarde -y si Asia nos deja- y que es menester «SOÑAR QUE NO TENEMOS TECHO». Misión, recalco, de recordarle a cada persona de cada rincón que no olvide nunca que somos CAMPEONES. Ahora y siempre. ¿Me ayudan?

¡CAMPEONES!